lunes, 24 de noviembre de 2014

Epílogo y conclusiones

Suele pasar lo mismo en todos los viajes; uno no se para a analizar lo que ha visto y lo que ha hecho hasta que el sosiego de la vuelta a casa permite un rato de reflexión. Esto se acentúa en un Road Trip en el que las escenas se suceden de manera vertiginosa con tal multitud de situaciones que hacen experimentar a sus protagonistas varios viajes en uno solo.

Lo que sí que hay que tener en cuenta e interiorizado antes de emprender una aventura de este tipo es que el coche será actor principal, no cabe darle un papel secundario. Será necesario para poder exprimir al máximo los días disponibles y la ruta planificada. Con esto quiero decir que debería abstenerse aquel que sea de poco coche o no le guste conducir, aunque para ser sincero, ponerse al volante por algunos de los escenarios que nos ofrecen los estados de la Costa Oeste americana es un deleite para los sentidos. En nuestro caso, y por decisión personal mía, conduje yo mismo los 6.300 km que recorrimos. Y como María no puso oposición y además podía relajarse y disfrutar al hacer de copiloto, pues todos contentos.

Otro aspecto importante es que este tipo de aventuras se pueden compartir con más gente o embarcarse en ellas familias con niños, hay actividades para todas las edades y todos los gustos y además en grupo el presupuesto se ve reducido. Y se aminora porque en USA los hoteles disponen de habitaciones y camas tan enormes que las hacen ideales para compartir. Y lo mismo sucede con el coche, con la gasolina... Si compartimos todo este tipo de gastos al final pegamos un buen mordisco al presupuesto.

Moverse por el oeste americano es fácil e intuitivo; se tiene una gran sensación de libertad. La gente es amable y siempre dispuesta a ayudar aparte de mostrar una educación exquisita y un civismo notable, cosa que se agradece a la hora de cohabitar en sus carreteras. No hay que dudar, y una de las partes más reconfortantes del viaje es entablar esas conversaciones espontáneas con lugareños que luego uno recuerda siempre.

No hay que perderse detalle de los paisajes, los escenarios o los lugares que por allí nos iremos encontrando. Porque estaremos inmersos en nuestra propia película y todo lo que nos rodee será real, no un atrezo puesto a conveniencia para recrear ciudades, desiertos o parques naturales. Merece la pena disfrutar de cada momento, la recompensa es enorme.

No quiero dejar pasar la ocasión para lanzar mis impresiones personales sobre los principales sitios visitados; aunque siempre he sido escéptico al respecto porque mis opiniones, al igual que las de todo viajero, son subjetivas y parciales. Y es que aquí aplica una frase con la que no puedo estar más de acuerdo; “Para gustos, los colores...”.



Los Angeles. Ciudad de enorme superficie en la que cualquier desplazamiento lleva una eternidad y más cuando los principales puntos de interés se encuentran muy dispersos. Tal vez la parte más interesante de la ciudad sean sus playas, Venice Beach y Santa Monica. La zona de Hollywood carece del glamour que se le podría presuponer. Puede estar bien visitar alguno de los estudios cinematográficos que existen en la ciudad. Universal Studios es manejable y me hizo disfrutar; y lo dice alguien que no es de visitar parques de atracciones.

Ruta 66. Simplemente recorrimos un tramo que discurre a caballo entre los estados de California y Arizona pero fue suficiente para apreciar el sabor auténtico de esta ruta, que se ha convertido en atracción turística y destino deseado por muchos aventureros, en especial a lomos de una motocicleta. Será porque soy fan de lo retro y lo vintage, pero sumergirse en el ambiente especial de la añeja y vetusta Ruta 66 parece transportarte a otra época.

Gran Cañón. No descubro nada si digo que es uno de esos fenómenos de la naturaleza que hay que ver en persona para poder apreciarlo. Inmenso, sobrecogedor e impactante son algunos de los adjetivos que le son de aplicación. Y eso que no tuvimos especial suerte con el clima que nos acompañó a la hora de visitarlo y que incluso nos deparó la pequeña decepción de no poder sobrevolarlo. A pesar de todo ello, es un lugar increíble capaz de dejar sin palabras a cualquiera.

Glen Dam Canyon y Horseshoe Bend (Page y alrededores). Reconozco que cuando planificaba el viaje y estos nombres aparecían por primera en escena resultaban totalmente desconocidos para mí. Una vez vistos, se trata de enclaves interesantes y que bien merecen una parada, especialmente el segundo de ellos. El meandro del río Colorado es claro ejemplo de lo que la naturaleza y el paso del tiempo consiguen modelar. Impactante.

Antelope Canyon. Un gran desconocido para el que no se haya metido de lleno en la vorágine de preparación del viaje, pero que se antoja como imprescindible en nuestro paso por el estado de Arizona. Si se pudiera visitar con más calma y sin tanta aglomeración la calificación del lugar, se elevaría a insuperable. A pesar de todo no se puede negar que se trata de un sitio mágico. Imprescindible.

Monument Valley. Si se habla de Far West no hay nada más fotogénico que este pedacito de territorio gestionado por los indios Navajos. El recorrido entre los buttes debería ser innegociable y una actividad subrayada y en negrita en nuestra particular agenda de viaje. Presenciamos en él un atardecer que inundó nuestra retina con todas las tonalidades posibles de la gama de colores que ofrecen sus rojas tierras y sus azules cielos. Si además se puede presenciar un amanecer desde el hotel The View la experiencia debe ser superlativa.

Goosenecks, Moki Dugway y Natural Bridges. Si venimos desde el sur y tenemos que llegar a Moab hay que apuntarse estos lugares como opciones preferentes a la hora de ocupar una mañana de nuestro tiempo. Los meandros del río San Juan, la legendaria carretera y su ascensión sobre pista de grava con vistas amplísimas y los puentes naturales labrados por el agua del monumento nacional, no nos decepcionarán.

Arches. Uno de los parques más impactantes que vemos en nuestro viaje. Es una maravilla de la naturaleza con formaciones geológicas únicas en el mundo. Es imperdonable pasar por Utah y no dedicarle el tiempo que merece incluyendo recorrer parte del mismo a pie. Apartado especial merecen los atardeceres dentro de Arches, cuando las rocas y arcos de arenisca roja parecen incendiarse bajo el sol del ocaso. Brutal.

Canyonlands y Dead Horse Point. Los nombro de manera conjunta por su proximidad. Ambos permiten divisar vastísimas extensiones de terreno desde la atalaya natural que supone Island in The Sky. Esta tierra de cañones impresiona vista desde arriba; me imagino fascinante que debe ser “perderse” en su laberinto de recovecos. El mirador del Dead Horse Point nos ofrece una panorámica única del río Colorado dibujando curvas imposibles.

Capitol Reef. Tal vez el menos conocido de los 5 Mighty Five de Utah (junto a Arches, Canyonlands, Bryce y Zion), pero a mí me encantó. Sus alrededores y las carreteras escénicas que lo atraviesan (la 24 y la 12) no dan tregua y la sucesión de colores y paisajes nos transportan en un carrusel continuo a los mandos del volante de nuestro vehículo. Las caminatas por el fondo del barranco de Capitol Gorge y contemplar las Calf Creek Falls constituyen fantásticas opciones.

Bryce Canyon. Uno de los “hits” del viaje, sin duda. Pero no hay que quedarse con la panorámica del anfiteatro desde los mejores miradores. Debemos hacer el esfuerzo y caminar entre los hoodoos para palpar el color rojo del terreno que ha configurado este fantástico conglomerado y lo que se experimenta al mirar al cielo entre resplandecientes “chimeneas” de piedra y arena. Mágico.

Zion. Había leído comentarios de viajeros que hablaban de este parque con cierta “decepción”. Es posible que la visión desde el shuttle pueda llegar a dar esa impresión (personalmente no creo que sea así), pero basta con adentrarse en alguno de sus fantásticos trails y conocer sus rincones a los que se accede caminando para valorar el lugar en su justa medida. El Angels Landing permite hacer esto; vista cenital de gran parte de Zion y uno parece dominar lo que hay allí abajo. De vértigo.

Valley of Fire. Aunque permanecemos poco tiempo en este solitario parque, hay que reconocer que resulta asombroso ver como un sitio desértico como el indicado depara paisajes y rincones de particular belleza. Difícil encontrar algo tan parecido al famoso The Wave sin esperar suerte en ningún sorteo. The Firewave y la paleta de colores cálidos del parque al atardecer son motivos más que sobrados para dedicarle unas horas.

Las Vegas. La ciudad del pecado tiene sus defensores y sus detractores. Podemos recorrer hoteles temáticos con centros comerciales en su interior aparte de los célebres casinos. Si hacemos un Road Trip y pasamos cerca, como es el caso, no está de más darse un garbeo para poder decir que se ha estado al menos una vez en esta capital del juego y del vicio. Aparte de eso, la ciudad en sí, es para aquellos que disfruten más de la noche que del día.

Death Valley. Atravesar el “valle de la muerte” puede convertirse en toda una experiencia a los mandos de un volante. Un terreno árido y yermo en el que se puede presuponer que no vamos a encontrar nada de interés. Gran error. Algunos de los mejores rincones, paisajes y lugares del viaje los disfrutamos en Death Valley. Y es que hasta el desierto puede acoger inagotable belleza.

Mammoth Lakes y alrededores. Si hubiese dispuesto de más tiempo no me habría importado pasar algún día más en la zona. He de reconocer que prefiero la montaña al mar y que las grandes masas de coníferas, moles de granito y lagos en altitud ocupan lugar destacado entre mis predilecciones naturales. Y si además tienes suerte y te integras en la naturaleza, puedes llegar a avistar alguno de los osos que merodean por la zona.

Yosemite. De todos los parques visitados fue el que más huella deja en mí. Además de la imagen de postal del Tunnel View, una instantánea algo irreal y que pudiera dar lugar a pensar que vemos un “fake” pergeñado con el uso de cualquier programa de retoque fotográfico, Yosemite es naturaleza pura. Sus masas arbóreas, sus macizos graníticos, su fauna, sus trails, sus cascadas… no hay nada de lo que se pueda prescindir. Memorable.

San Francisco. La ciudad de la bahía, del Golden Gate y de la isla de Alcatraz siempre ha sido una debilidad personal, por eso no puedo ser muy objetivo. Sin embargo hay algo que es innegable, la ciudad es bonita. Aunque parezca lo contrario, debido a sus empinadas cuestas, es manejable incluso para ser recorrida a pie. Diversa, multicultural y polifacética; así es San Francisco. Y si además hay fortuna y el clima nos acompaña, es una ciudad para dejarse rodear por todo lo que sus calles y barrios nos pueden mostrar. Y si el planning nos lo permite, no hay que perder de vista Muir Woods y Sausalito.

Big Sur y la costa del Pacífico. En nuestro caso el Big Sur llega al final del recorrido y eso lo convierte en contrapunto ideal después de atravesar desiertos, parques y carreteras polvorientas. No hay nada más reconfortante para la mente que la vista del océano. El Pacífico transmite esa tranquilidad y esa inmensidad que relaja nuestra mente después de días de emociones continuas. Será porque me gustan los contrastes pero el viaje creo que no habría sido completo si no hubiésemos conducido algunas jornadas por el litoral de la costa californiana.


Un viaje de este tipo se disfruta en toda su extensión. Se comienza escribiendo su guión, se interpreta un papel y se dirige la acción en su desarrollo, y si tenemos ganas podemos hacer una versión extendida y un montaje del director como es el caso del relato que precede a estas líneas. Y es que viajar disfrutando simplemente del viaje, y no hacerlo de su antes y su después, es un pecado.

3 comentarios:

  1. Pedazo de diario de viaje te has marcado, igual que la mega guía que te hiciste. Un placer coincidir con vosotros en el viaje y muchas gracias por regalarnos las vistas desde vuestro hotel ;) besos Ceci

    ResponderEliminar
  2. Impresionante vuestro blog. Nos lo hemos empapado de arriba a abajo. El lunes (de aquí a dos días) tomamos el avión hacia USA y el recorrido que tenemos pensado hacer es muy, muy, parecido al vuestro; así que encontraros ha sido como encontrar un tesoro!!!.
    Hemos consultado un montón de guías y blogs pero el vuestro es una pasada. Enhorabuena chicos y mil gracias por compartir toda esta experiencia e información. Estaremos un mes y una semana recorriendo la West Coast de USA, pero a la vuelta prometo escribiros y os cuento que tal nos ha ido.
    Un saludo y os animamos a seguir escribiendo blogs ;)
    Diana y Juan

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Diana. Nos pillas viajando casi un mes por Bulgaria. Me alegro que el blog os haya servido de ayuda. Qué envidia más sana el viaje que os vais a pegar!!!
      Imagino que con más días visitareis más cosas, espero vuestras impresiones e itinerario a la vuelta. Si tenéis cualquier pregunta no dudéis en consultar.
      A disfrutar!!!! Os va a parecer una pasada
      Miguel

      Eliminar